Salvese Quien Pueda


Somos porque nos ven, somos porque nos escuchan. Entonces si somos porque nos ven, y somos porque nos escuchan...somos tantas cosas diferentes como las muchedumbres que integran esas multitudes, que nos ven y que nos oyen...

17 sept 2013

EL BONAERENSE

 por Oscar Ayala

En su segundo largometraje, el director Pablo Trapero nos cuenta la historia de “Zapa” (el formoseño Jorge Román). Zapa es un cerrajero que se ve enredado en un robo. En el pueblo todos lo conocen y creen en su inocencia, es por eso, que a través de un contacto viaja a Buenos Aires con una recomendación para incorporarse al cuerpo de la Bonaerense.
Allí, Zapa se va dando cuenta, poco a poco, que la policía se mueve con un doble discurso: por un lado mantiene una imagen con los valores de la institución y por otro lado se maneja de un modo corrupto. Su experiencia como cerrajero rápidamente lo hacen destacar por arriba de los ineficaces compañeros y se gana la confidencia del inminente comisario.
Inmediatamente detectamos, junto al protagonista, la hostilidad y la amoralidad de la ciudad. Un lugar en el que solo se logra permanecer gracias a relaciones, protecciones y favores de dudoso origen. El film nos muestra todo lo que acontece atravesado por la mirada de Zapa: todo lo que observa lo vive con un total asombro y su proceder solo responde a la necesidad de subsistencia. Su incomodidad es notoria. Es como un volver a nacer. La actuación de Jorge Román en ese punto es fundamental: creíble, verosímil y natural.
Trapero entrega otra visión del “cine policíaco”: desde una perspectiva crítica se cuanta una realidad cruda de un organismo tan cuestionado como es la Policía. Introduce historias personales/cotidianas de la vida popular en un país en plena crisis económica. Sin embargo evita hacer una denuncia acentuada sobre las injusticias y abusos policiales. Lo obra desarrolla la exploración del universo íntimo de esta persona de clase baja de pueblo en relación a los contrastes de la gran ciudad.
En su momento las críticas vinieron justamente desde ese ámbito: se le pedía al filme más acidez y foco sobre las relaciones del poder político y económico. Pareciera ser que se buscaba el umbral de la “maldita policía”. La película va por otro lado. En ningún momento se pretendía o se intentaba a eso en la realización.
Al ritmo de la música de Pablo Lescano de “Damas Gratis” y con una rica fotografía de fuertes contrastes y colores saturados, “El bonaerense” mantiene vigente reminiscencias de ese “Nuevo cine argentino” tanta veces mencionado y reivindicado en esta columna.


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