Salvese Quien Pueda


Somos porque nos ven, somos porque nos escuchan. Entonces si somos porque nos ven, y somos porque nos escuchan...somos tantas cosas diferentes como las muchedumbres que integran esas multitudes, que nos ven y que nos oyen...

29 oct 2013

La isla

                                       por Oscar Ayala

Kim Ki-Duk es uno de los directores asiáticos más innovadores, tremendamente prolífico y minimalistas por excelencia que ha dado el cine por aquellas partes del mundo. En su obra el mayor protagonista suele ser el silencio, del que hace un gran uso narrativo. Los personajes actúan y él sólo vislumbra sus acciones tras la cámara. Su estilo es puramente visual, colorista, de un lirismo exacerbado y potente.
La obra que le representaría el salto a la fama con respecto a la crítica internacional fue justamente “La isla “(, Seom, 2000). La historia de la película se centra en un ex policía con tendencias suicidas atormentado por un pasado oscuro que inicia una destructiva relación con una marginada que subsiste vendiendo a los pescadores cebos de día y su cuerpo de noche. Sus destrozadas vidas hallan consuelo y cierto alivio cuando se conocen pero a su vez los lleva a sentir rechazo y dependencia hacia el otro.
“La isla” tomó notoriedad entre otras cosas por la crudeza de algunas de sus escenas, que llevaron al desmayo de un crítico en su premiere en el Festival Internacional de Cine de Venecia. La figura recurrente en la filmografía del director de una prostituta consiguió la ira del público coreano provocando  reacciones de desagrado. A pesar de ello el film estableció firmemente a su autor como una presencia significativa  y se proyectó en muchísimos festivales en todo el mundo.
El cine que propone Kim Ki-Duk está lleno de simbología y de constantes metáfora. Situación que da lugar a que un buen plano o secuencia tiene un enorme valor dejando de lado minutos de acción o conversación. En “La Isla” podemos encontrar más de una decena de planos qu
e pueden considerarse maestros, a pesar de que el número de elementos físicos es muy escaso debido a la elección de un único escenario (lugar de pesca). Escenario y set de filmación exclusivamente posible en Asia y sólo explotable por un buen dominador como lo es el surcoreano.
Con unas escenas realmente terribles, “La isla” se convierte en una película perturbadora y a la vez atractiva, gracias a la cual se puede concebir tanto alegría como tristeza, o repugnancia e incluso rabia. La violenta poesía que destilan las imágenes de este inusual film lo convierten en una joya para aquellos amantes del cine. Con un ritmo pausado plasma un claustrofóbico universo acuático donde el amor puede nacer de una forma peculiar. La belleza del paisaje, casas de colores sobre aguas calmas, difiere con la desesperación de sus protagonistas. Toda la película está transitada por una tensión erótica de instinto animal sumado a un surrealismo perverso.

Estas parecen ser las características de la identidad de un director melancólico, sombrío y nihilista  que mezcla la comedia romántica con el terror, el miedo a ese peligroso animal que es o podría llegar a tornarse el ser humano.  Sus historias suelen ser apasionadas historias de amor y desamor o cuentos morales y filosóficos muchas veces ambientados en una sociedad incomprensiva o indigna que a menudo terminan en bestiales momentos de violencia, crueldad y sadismo.

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