Por Exequiel Arrua
Un viaje sin llegada ni partida,
algo a saber, el saber perdido de los gloriosos inventados a lo largo de la
historia. Caminar con paraguas debajo de una lluvia neutra que no logra
despegarnos de la tediosa rutina, esa misma rutina que con el tiempo se vuelve una
forma de vivir (a lo mejor todos vivimos ahí).
Este sitio tiene las mil formas
y forma parte de muchos formularios, reconoce nuestras victorias así como también
de manera discreta nos roba la esencia. Es la tortura de un sistema, un lugar
del cual escaparíamos a cualquier precio
pero que sin embargo sabe tratarnos bien, y también nos trata que todos
seguimos acá…
Son ideas pululando en un aire
de escasa suerte, es la suerte para quien convine mejor las piezas mediante
estrategias, las cuales permiten todo excepto conservar un ideal. Idealistas progres que se han adaptados a
las ideas de los poderosos, tanto o más
de lo que se muda un provinciano
universitario en la gran ciudad.

El lugar puede ser cualquier
cosa, cualquier momento, de cualquier forma y se adapta a cualquiera también….
Es la intercepción del desgano y
las ganas, el horizonte que nos envicia a seguir, los contraste que producen intriga
entonces marchamos; el choque de dos o más mundos, es el sitio a descubrir, es
ese secreto que si lo supiéramos a lo mejor no existiría nada …
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