por Oscar Ayala
Luego del gran disco “Dirty
Bailarina” (2010), que la hizo salir definitivamente del underground del Hip Hop para ponerla como una destacada
referente del genero rap femenino en todo el mundo, en este nuevo álbum se
puede encontrar lo mejor de todo sus discos anteriores: referencias a
cuestiones políticas, letras personales, melodías hardcore y otras en donde la voz se torna más dulce con
un tono relajado acentuando su origen andaluz.
Así como en “Bruja” (2013)
podemos reconocer a la “Mala clásica”
también se consigue notar un nuevo camino en referencia a lo musical: impulsos
jamaicanos/reggae (“Caja de madera” y “Quién Manda”) y la utilización de
instrumentos de percusión (“Hazme Eso” y “Miedo a Volar”). Más allá de los
análisis en el contenido de la letras y los arreglos sonoros, el nuevo material
es más integral y personal de una gran independencia artística y difícil de
encuadrar en un género concreto: tras el gran revuelo que generó el paso de
María por el mainstream de la mano de Tego Calderón, Julieta Venegas, Nelly
Furtado, Vico C o el productor de
Christina Aguilera y Jennifer López en este quinto disco se puede hablar de un
estilo propio de la Mala.
El corte de difusión elegido fue
el track número 3 del disco “33”: La voz desgarrada y agresiva de María evoca a
las raíces de su álbum debut, “Lujo Ibérico” (2000). Con la letra corrosiva e
incisiva de “33” pareciera ser que se busca
mediar con aquéllos fans que demandan la etapa puramente rap de la española. En
similares condiciones se encuentra “La Rata” un rap de dinámica explosiva que tranquilamente podría encajar
en “Alevosía” (2003): una letra de denuncia
social y rebeldía que nos anuncia el fin del mundo.
Además de encontrar temas donde
María vuelve a sus orígenes en el álbum conviven otras canciones de un tono romántico:
“Lluvia” y “Dorothy” dan muestra de eso. Voces más dulces se hacen presentes
allí. También podemos percibir sonidos
tranquilos de letras sensuales con bases sencillas pero muy efectivas (“Hazme
Eso” y “Caliente”).
Las tres colaboraciones que
incluye el cd pasan sin pena ni gloria (Sefyu,
Canserbero y Shotta), no aportan demasiado. El disco ha contado con productores
diversos como Djimi Finger, Clément Animalsons, Serious Scorrious, Lex Nevl,
Cookin Soul y DJ Randy Ruiz. A pesar de
las diferencias estilísticas entre unos cortes y otros, no se ve ninguna dificultad
de conexión en todo lo que se puede
escuchar en “Bruja”. La Mala Rodríguez no solo es una cantante de rap va más
allá. Sería injusto encasillarla en la fórmula hip hop-pop. Su lírica y poesía
tienen otro vuelo, un vuelo de amplitud propia.
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