La situación de vulnerabilidad en que se encuentran las niñas y niños más carenciados de la ciudad es escalofriante.
Se mueren de frío, pero sobre todo, se mueren de hambre literalmente.
Un chico es el ser más débil, donde se concentra el resultado de la falta de políticas de inserción.
Es tomada la palabra hambre, como una carencia tanto de comida como de educación, vivienda y salud.
Habría que apuntar a los principales responsables, señalando al intendente y al gobernador de la cuidad, pero de nada serviría, estos hacen oídos sordos, porque lo mas importante es tener mas y mas plazas, parques y shopings para que los turistas se vayan contentos.
Esto no puede pasar, hay que detenerlo porque en nuestro país no faltan ni alimentos, ni platos, ni madres, ni médicos, ni maestros, lo que nos hace falta es un cambio político, imaginación institucional, comprensión cultural y ganas de construir una sociedad igualitaria.
La infancia es la gran oportunidad de la sociedad para mejorarse a sí misma, tanto en lo cultural, como en lo económico y lo político.
Sin embargo, miles de criaturas mueren de hambre, sin haber podido disfrutar de una infancia sana, unida y entera.
Es impensable una Argentina mejor, porque un país que mutila a sus infantes es un país que se condena a sí mismo.
Las políticas gubernamentales no nutren, ni abrigan, ni abrazan a los chicos más pobres
No hay futuro en un país que los condena. No hay fantasía en un país que los desaparece. Las políticas gubernamentales no nutren, ni abrigan, ni abrazan a los chicos más pobres
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