por Oscar Ayala
El hecho de que una ópera prima sea un éxito tanto para la crítica
como para el público marca una diferencia en lo que se puede ver a menudo en
las salas de los cines nacionales. En su estreno, allá por 2000, fue un
verdadero furor, se combinaban fundamentales dos cosas: una buena historia que
atrapa hasta el final y una disposición de recursos cinematográficos por parte
del director que en “realizadores consagrados” lleva muchísimos años.
Si se hiciera una cronología en los diversos momentos y modos de
hacer cine o de aquellas inefables corrientes catalogadas por la prensa se
puede observar que “Nueve Reinas”, escapa de lo que habitualmente conocemos
bajo la etiqueta de "cine argentino". Prejuicio, con justa razón,
después haber visto numerosísimos filmes predecibles y sin sentido alguno.
Producciones con gusto a nada.
“Nueve Reinas” es un policial sin la necesidad de disparar ningún
tiro. Una historia de estafadores con una clara identidad argenta: hace
referencia al “chanta”, al cuento del tío” de una manera muy reconocible. Una
película llena de giros en el argumento. En la porteña Capital Federal, Juan
(Gastón Pauls) y Marcos (Ricardo Darín) son dos embusteros de poca monta que se
ven envueltos en un asunto que los puede hacer millonarios: tienen menos de un
día para hacer una estafa y no pueden fallar.
El papel de Marcos para Ricardo Darín fue un quiebre en su
carrera: ese rol de tipo farsante con barba candado es un hito en la
cinematografía nacional. La dupla con Gastón Pauls conforman una atractiva pareja
de maestro-aprendiz que logra una reveladora química. Si hoy en día Darín es el
actor argentino más reconocido dentro y fuera del país se debe a esta obra.
La puesta en escena de esta realización nos permite observar el
primer largometraje de un director que a pesar de haber filmado solo dos
películas logro un gran reconocimiento con un estilo propio. En esta ocasión
Fabián Bielinsky lleva al espectador hacia donde quiere para luego, a través de
vuelcos acertados de guión, terminar dejándole con la impresión de que él
también puede ser estafado. Es verdad que es difícil hacer algo nuevo con
respecto al “cine de estafadores” sin embargo, en sus manos hace lograr ver a
la temática más cercana y de forma renovada.
En el 2004 se hizo una remake estadounidense que se llamó “Criminal”, un
verdadero espanto de fracaso comercial que por suerte nadie vio. Y es que, tal
y como se dice en la película: "putos no faltan, lo que faltan son
inversores".
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