por Oscar Ayala.
Punto culmine de lo que se consideró “Nuevo cine argentino” (movimiento que revitalizó la escena cinematográfica nacional proponiendo una clara ruptura respecto al cine de los ochentas). Obra maestra que a través de la historia de cinco amigos nos muestra una realidad Argentina en ruinas desde el punto de vista económico y social: la cotidianeidad de los marginales victimas del Neoliberalismo y la convertibilidad en la época del “Menemato”.
Dirigida por Adrián Caetano y Bruno Stagnaro, el film marcó un quiebre a la hora de contar una película con respecto a otras “típicamente argentinas”. En apenas dos semanas escribieron el guion que luego filmaron con apenas 400 mil dólares. Se convirtió en una gran sorpresa para la crítica y para los espectadores. Dos estudiantes de cine y un grupo de actores desconocidos habían logrado algo que se consideraba una hazaña imposible de concretar: hacer un filme de manera viva, original, conmovedora, sincera y honesta. Una película que se alejaba de fórmulas viejas y repetidas.
En un combate desigual contra el desempleo y el no futuro, “Pizza, birra, faso” da cuenta de las metamorfosis en el modo de ver a los integrantes de los espacios urbanos en la ciudad: por las calles de Buenos Aires cinco amigos adolescentes marginales, en una hostilidad permanente, encuentran la salida a partir de robos que ni siquiera son por cuenta propia ya que cumplen órdenes de alguien que les quita la mayor parte del botín. La filosofía de vida y la psicología de estos chicos residen en la creencia de que todo es soportable mientras no les falte cerveza, pizza y cigarrillos.
Con un lenguaje coloquial los directores quisieron sostener los diálogos en base a gente que hable como la gente y no, precisamente, como los personajes del "clásico cine argentino". Esto le da un ritmo y una fuerza a la realización increíble. Lo verosímil sale a la luz de inmediato. Todos reconocemos a alguien parecido a: el Cordobés, Pablo, Sandra, Frula y Megabom. Pibes que pululan por las calles y que a menudo se hacen presentes en las crónicas policiales.
Al querer cambiar sus destinos los protagonistas se sumergen a un infierno con más problemas por resolver. Una subtrama de amor llevada a delante por “el cordobés” (Héctor Anglada, un personaje hecho a su medida) y por Sandra (Pamela Jordán) buscan redención: ella está embarazada de él y sueña con un trabajo y un hogar "decentes" para ellos.
Las motivaciones o las pormenores que realizan estos adolescentes para estar adentro o afuera de algún status social posiblemente lleven otro análisis, sin embargo, el fácil reconocimiento con la estructura argumental hacen que el foco no se vaya de lugar. El montaje áspero y desprolijo (apropósito), es fundamental como soporte para el desarrollo de estas temáticas que se preguntan sobre los cambios operados en la sociedades y los que quedan relegados.
MIRA EL TRAILER http://www.youtube.com/watch?v=5UMvOdzYpHo
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