por Oscar Ayala
Fabián Bielinsky en su segundo
filme después de demostrar un gran ingenio de precisión en el guion y dirección de
“Nueve reinas” va por otro lado más oscuro en una tonalidad inquietante de un
ritmo en apariencia densa pero de alusiones y sugerencias que dan el espectador una trama inteligencia
y original. Muy pocas veces se le puede conceder tantas cualidades a la segunda
película de un director que asombro con la primera.
"El aura" cuenta en
primera persona el viaje de un personaje sin nombre, un taxidermista sobrio e
retraído (Ricardo Darín) con una obsesión recurrente: planea e imagina los asaltos
más perfectos y exitosos con la inteligencia como arma y fuerza. Él piensa que
lo podría hacer mejor que nadie. Distanciado de su ambiente urbano y llevado a
los lejanos bosques del sur a compartir una jornada de caza, un trágico incidente
inesperadamente lo vincula con la posibilidad de producir un verdadero delito:
el asalto a un camión blindado que lleva las ganancias de un casino de la zona.
Por curiosidad y por ineludibles acontecimientos, el taxidermista se encontrara
dentro de su fantasía anhelada.
Si el “Nuevo cine argentino” se
caracterizaba por una inclinación al bajo presupuesto, a la carga social, o la
crítica a los modelos fuertes de narración de lo considerado la “industria
oficial”, Fabián Bielinsky decidió tomar distancia proponiendo patrones de
producción y creación que se asimilan al canon industrial pero con una vuelta
de tuerca: “El aura” fusiona calidad con mercado donde sus referencias al
modelo clásico en la construcción de mundos ficcionales tienden fuertemente a
una autonomía de sello propio.
Con respecto a lo visual el film recorre
un estilo va de un policial a lo Hitchcock si se quiere y que tranquilamente podría
conectar también con Cronenberg. El montaje de la obra refiere al cine de autor. Selección de tomas
y encuadre dan muestra de eso. "El aura" es una película de
atmósferas y personajes de género, es evidente el manejo de los códigos cinematográficos
y el brillante oficio para combinar todas las piezas.
El proceder del personaje
principal (increíble interpretación de Ricardo Darín) no te deja tranquilo en ningún momento. Todo acontece
en torno a de él, un tipo raro, con un pasado extraño y triste, y con un
presente lleno de dudas sobre sí mismo, aunque lleno de sorpresas, que contribuyen
a la trama los giros y toques imprevistos que precipitan el pulso y mantiene el
interés.
La historia va de menos a más,
hasta llegar a un final sorprendente. Un guión excelente, y una música y
fotografía de alto nivel gira en un relato de personajes llenos de detalles. Una
violencia, externa e interna transita al argumento y a sus personajes. Es un
filme sobre la condición humana, cuando la incapacidad de comunicación encierra
a las personas en una burbuja de resentida soledad y pérdida de identidad.
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